10. El proyecto educativo del I.E.S Núñez de Arce de Valladolid

 

Mi época como estudiante de educación media se desarrolló en el IES Núñez de Arce de Valladolid, allá por los lejanos años 1990-1994. En aquella época ya se había aprobado la LOGSE pero yo cursé mis enseñanzas medias bajo la LGE de 1970, por lo que todavía cursé el antiguo B.U.P y C.O.U en dicho centro de enseñanza media.

Recuerdo aquellos años con una mezcla de nostalgia y un cierto desinterés. Por un lado siento cierta nostalgia de una época, los primeros noventa, que ya se fueron y jamás volverán. Por otro lado, tampoco fue una época especialmente feliz de mi vida, ni guardo un recuerdo especialmente entrañable de aquel centro. Cuando ingresé en el en 1990 tenía fama de ser un centro de referencia, algo que parecen confirmar los informes PISA donde sus resultados se equiparan a los de sistemas educativos punteros como Finlandia y Singapur. Desde mi punto de vista esto se explica en buena media por la extracción del alumnado. Aquellos estudiantes más brillantes y que residen en zonas más céntricas de Valladolid (con mayores niveles de renta) son la mayoría del alumnado del centro. Por otro lado, la fama del centro sirve como efecto llamada para que muchos docentes pidan el traslado a dicho centro cuando tienen los puntos suficientes en su carrera profesional. No creo que sus resultados se justifiquen ni por la innovación pedagógica o por la presencia de medios materiales de los que no disponen otros centros.



En esta entrada me disponga a analizar la concordancia del proyecto académico de dicho centro con mi propia experiencia como alumno en aquel centro. En primer lugar hay que hacer notar que dicho proyecto educativo se aprobó en el curso 2021-2022 y yo cursé estudios en el periodo 90-94.  Han pasado, por lo tanto, más de treinta años desde que yo estuve allí. En dicho periodo se han sucedido diferentes reformas educativas, por lo que mi experiencia no puede ser representativa de cómo dicho proyecto educativo se cumple o no en la práctica.  En cualquier caso, mi propia experiencia puede servir al lector para comprobar cuánto se ha transformado la enseñanza media. Dejo a su propio criterio valorar si eso ha sido una mejora o un retroceso. 

El PEC (Proyecto Educativo del Centro) es el documento institucional más importante del centro. En él se debe recoger, según la LOMLOE, la identidad educativa del centro, cómo este se dispone a alcanzar los objetivos curriculares de la ley. Tiene un carácter programático, de forma que recoge los valores que inspiran a la institución y la labor de sus docentes, cuáles son sus metas y sus prioridades.

El PEC del Núñez de Arce comienza recogiendo la historia del centro (uno de los de más solera de la capital pucelana), luego pasa a detallar el organigrama docente y administrativo del centro, el tipo de enseñanzas que se imparten y las instalaciones del centro (con una mención especial a la característica sala de artes escénicas Ambigú).

La parte principal del texto hace referencia a los valores del centro, que son aquellos que pretendo valorar a la luz de mi experiencia como antiguo alumno del centro, en la época del pleistoceno medio :)

El valor primero y fundamental es la libertad. Para el Núñez de Arce la principal tarea del centro es la de trasmitir conocimientos que permitan a los alumnos ser autónomos en la vida, es decir ser capaz de tomar decisiones libres e informadas sobre su propia vida. Desde este punto de vista, el proyecto educativo del Núñez de Arce es claramente kantiano; ya que pretende sacar a los alumnos de su "culpable incapacidad". Dicho principio tiene también un cierto aroma al viejo proyecto krausista español que inspiró las llamadas misiones pedagógicas durante la II República española y en la que se involucraron intelectuales de gran talla como María Zambrano, Ortega o García Lorca. Cuando yo ingresé en aquel  centro, en septiembre de 1990, para cursar 1 de BUP, una de las cosas que más me llamaron la atención fue el gran cambio que noté con respecto al colegio concertado del que provenía (El Salvador). Mientras que en dicho colegio, de inspiración religiosa, predominaba un clima adoctrinador que no favorecía el libre pensamiento, en el Núñez de Arce una buena parte de los profesores enfatizaban el papel de aquellos conocimientos que trasmitían para la vida real. Nos insistían una y otra vez en que el conocimiento es la herramienta que nos abre el camino de nuestra propia vida.  A leer que dicho principio constituye el pórtico que preside su proyecto educativo no me sorprendo lo más mínimo.

El segundo principio que inspira el PEC del Núñez de Arce es el principio de igualdad. Como no podía ser de otro modo en un centro educativo público que no puede obviar el art 9.2 de la propia constitución del estado que reclama para los poderes públicos (entre ellos el educativo) la consecución de la igualdad real y efectiva. Recuerdo a un profesor de Historia del mundo contemporáneo del antiguo COU, de clara inspiración marxista-leninista, que nos contaba que la igualdad material era un principio que las constituciones liberal-burguesas afirmaban de una manera puramente retórica. Me alegra contemplar que el PEC pretende dotar de contenido a dicho principio capital traduciéndolo en la búsqueda de una mayor inclusividad y en una atención creciente hacia la diversidad.

otro valor preponderante en el ideario del centro es la de fomentar la curiosidad científica y humanista entre los alumnos. Supongo que el Núñez de Arce quiere seguir atrayendo a los alumnos más talentosos y por ello hace gala de la búsqueda de la excelencia. En mi época había una gran cantidad actividades extracurriculares, sobre todo en el campo científico-técnico, que era el área que más cuidaba el instituto. Lamentablemente el área humanística no tenía el mismo peso en la elaboración de actividades extracurriculares. Por lo que leo ahora en el PEC la cosa ha debido cambiar, por lo que Sócrates, Nietzsche, Cervantes o Weber tienen la misma relevancia que Galileo, Torricelli, Newton o Einstein.


Un aspecto donde las cosas parecen haber cambiado relativamente poco es en el ámbito del régimen disciplinario. el IES Núñez de Arce hace gala de fomentar la disciplina y el cumplimiento de las normas, con un especial énfasis en que sean los propios alumnos, como verdaderos seguidores de Kant, los que se conviertan en guardianes de su propia moralidad. Cuando yo estudiaba en el Núñez de Arce en las asignaturas del área de Filosofía no se estudiaba a Foucault, supongo que de haber conocido entonces la obra del pensador francés, Vigilar y Castigar, me habría mostrado algo más crítico con el la idea kantiana y hubiera planteado la tesis de que bajo la constitución autónoma de la propia subjetividad se ocultan dispositivos que pretenden configurar subjetividades uniformes y obedientes, que muchas veces no resultan transparentes al propio sujeto. 

Para concluir quiero referirme a lo que echo en falta en el PEC del IES Núñez de Arce: fundamentalmente algún tipo de principio relativo al fomento de la creatividad, el pensamiento lateral y aquellas competencias que no involucran a las inteligencias clásicas (lingüística, matemática, espacial...) sino a aquellas otras, como la naturalista, la intrapersonal o la emocional a las que se refiere el modelo de las Inteligencias Múltiples de Gardner

Comentarios

  1. Cuando tienes un alumnado homogéneo, sin graves problemas (familiares, económicos o de aprendizaje), sumado a recursos (humanos y materiales), el éxito es casi asegurado.

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  2. incluso cuando lo tienes también. Lo digo por mi caso, pero sí que es verdad que el precio personal que se paga es muy alto. En general en el Núñez de Arce el alumno es una estadística, cuyos nombres y apellidos sólo indica para ellos su posición en la campa de Gauss con la que evalúan. Sus dificultades, carencias materiales y/o emocionales no les importa demasiado: sólo buscan la excelencia como centro.

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  3. Muy interesante esta reflexión sobre uno de los centros mejor valorados de Valladolid. Que los demás centros no consigan llegar a ese nivel de excelencia, muchas veces no depende del esfuerzo o capacidad de los docentes.
    Por cierto, ojala volviera a abrir al público el teatro Ambigú, que tan buenos momentos nos ha dado.

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