1. El maestro ignorante
La cuestión de la educación
secundaria siempre me ha interesado. A diferencia de otras profesiones en las
que se trabaja con factores de producción «convencionales» (capital, trabajo,
nuevas tecnologías), en el caso de la educación se trabaja con personas. Más
aún con personas cuyo desarrollo emocional, intelectual y biológico todavía no
ha concluido. Este hecho motiva tanto mi admiración hacia aquellos que se
atreven a embarcarse en dicha tarea, como mi temor de no ser capaz de poder
sacar lo mejor de aquellos estudiantes que quizás tenga a mi cargo algún día.
Mi experiencia en el mundo educativo ha sido, hasta este momento, pasiva: he
sido discente (en diversas etapas educativas) y no docente. Inicialmente jamás
pensé en dedicarme a la profesión docente. Mi primera formación universitaria
tuvo como objeto el derecho y mi posterior trayectoria profesional me llevo a
otros campos diferentes al de la educación. Sólo pasados unos años retomé la
vida universitaria estudiando el Grado de Filosofía, inicialmente por motivos
que nada o poco tenían que ver con la enseñanza del mito de la caverna de
Platón o el imperativo categórico kantiano. Allí adquirí la capacidad de tener
que trasmitir pensamientos y reflexiones sumamente abstractos de la forma más
comprensible posible , si eso es posible en el caso de la filosofía :). esto
supongo que es lo que hizo suscitar en mí una cierta vocación docente que ahora
me dispongo a perfeccionar.
El encabezado de este post es un homenaje a una
obra filosófico-pedagógica del filósofo francés Jacques Ranciére. Se trata de
una obra publicada en los años 80 en el contexto del llamado post-estructuralismo
francés. En ella Rancière se inspira en la obra de un pedagogo francés del
siglo XIX Jacques Jacotot que hizo de la docta ignorancia de origen socrático
el fundamento de una forma de entender la educación basada en la horizontalidad
y la ausencia de jerarquías en el aula.
Dicho planteamiento, sumamente radical
para la época, sirve a Rancière para reflexionar sobre el carácter contradictorio de
la propia noción de igualdad, como ideal que se persigue pero que al mismo
tiempo se está negando continuamente. Más allá de la pedagogía anarquista que
subyace al planteamiento de Jacotot, me ha llamado poderosamente la atención la
idea socrática de la educación como una forma de mayéutica en el que el que
enseña ejerce de guía de aquello que el que aprende sabe aunque no sea
consciente de que lo sabe.
En primer lugar quiero felicitarte por la calidad de tu artículo.
ResponderEliminarEncontrar nuevas claves para mejorar la educación es un tema fundamental para hacer frente a los retos de la educación del mañana. El ejemplo de las matemáticas que has tomado es muy revelador de la importancia de esta pregunta. ¿Cómo hacer que los alumnos se interesen por esta materia? ¿Cómo hacer que se tome conciencia de la importancia de las matemáticas? ¿Cómo mejorar el vínculo entre la teoría y la práctica? Estas cuestiones pueden ampliarse en gran medida a otras materias.
Dos argumentos que aparecen en tu texto me hacen dudar y tal vez sería útil abordar esas cuestiones en curso.
Mi primera pregunta se refiere a los métodos de enseñanza de otros países: ¿cómo podemos inspirarnos en otros modelos educativos? ¿Hasta qué punto podemos inspirarnos en ello?
Mi segunda pregunta se refiere al “enfoque de Jacques Rancière que, en mi opinión, debe ser debatido porque sus paradigmas cuestionan “todos los seres humanos tienen la misma inteligencia” y “la igualdad no es un objetivo, sino un punto de partida”.
Muchas gracias por tu comentario Nicolás. Creo que otros modelos educativos sólo sirven como orientación general. Cada país tiene una historia, unas costumbres y una idiosincrasia particular. Aplicar automáticamente otro modelo educativo sin adaptarlo a las características propias de cada país sólo conllevaría aumentar el fracaso escolar. Estoy de acuerdo en que la tesis de Rancière es muy polémica. Es un autor de izquierda radical que postula una sociedad muy igualitaria. Para él la mayoría de las cosas que la gente entiende por "política" (educación, sanidad, obras públicas...) no son verdadera política tal y como el la entienden son lo que nosotros llamamos "gestión" porque para él la verdadera política tiene que ver con la "estética". Estética no en sentido del arte o de la belleza, sino en el sentido griego del término de aisthesis: lo sensible, lo que podemos ver. Para él lo que podemos ver es la desigualdad, que unos tienen y otros no. Para él está no es una situación natural sino derivada de la sustitución de la verdadera política (que trata del reparto de lo sensible) por la mera gestión, que siempre está al servicio de unos pocos.
ResponderEliminarLa filosofía tiene mucho que aportar al sistema educativo y a la sociedad. Es enriquecedor y necesaria la interacción mutua entre humanidades y ciencias. Espero que desde la praxis docente contribuyas con esta tarea.
ResponderEliminarActualmente, en un contexto tan globalizado y con una sociedad que vive a una altísima velocidad, a veces descontrolada, veo muy necesarias paradas para la reflexión. Tus conocimientos como filósofo, tus experiencias y tu gran capacidad de trabajo, como muestras en este máster que compartimos, serán muy enriquecedores para tus alumnos.
ResponderEliminarHola Juan Carlos! Con todo lo que escribes, diste en clavo cuando comenzaste a estudiar filosofía. Intuimos cada vez que hablas en clase, que vas a decir algo que nos haga reflexionar o aprender. Si lo consigues con este grupo y desde un pupitre en clase, espero que también lo consigas con el del instituto delante de la pizarra. Un abrazo :)
ResponderEliminarHola, te dejo esta entrada para ver si me sigues, es un experimento.
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