2. El estado de la educación en España desde una perspectiva global (I)


La historia de la educación en España es el resultado de un doble mito. El mito ilustrado del progreso, que tiene sus orígenes en el pensamiento ilustrado, y el que el filósofo Gustavo Bueno denominó el Mito de la Cultura (Pentalfa, 1996). 

El mito del progreso, en su formulación kantiana (¿Qué es la ilustración?, 1784), sostiene que la humanidad progresa hacia su creciente moralización desde un estado infantil de negligente culpabilidad (de quien prefiere que otros piensen por el) hacia una realización plena de todas las potencialidades morales de la especie. 

El mito de la cultura según Gustavo Bueno tiene su origen en el proceso secularizador que se experimenta en Europa occidental a partir del siglo XVII como consecuencia del auge de las ideas racionalistas y de la revolución científica. Mientras que en la época medieval, dominada por una visión teocéntrica de la existencia, la salvación del ser humano como especie venía determinada por el designio salvífico de la providencia, con el advenimiento de la modernidad se mantiene dicha idea de que la humanidad necesita ser salvada de su propia constitución deficiente por medio de la acción salvadora de la cultura, que para Bueno no deja de ser una forma secularizada de la antigua idea teológica de la providencia divina. De la confluencia del esquema teológico secularizado y la influencia de las ideas racionalistas surge lo que Bueno denomina el mito objetivo de la cultura.

Este mito objetivo de la cultura está muy presente en las sociedades occidentales bajo diversas manifestaciones. Así por ejemplo, hoy se considera como parte ineludible de la acción de los poderes públicos la idea de que éstos deben promover la cultura en sus diversas manifestaciones. Esto motiva que se inviertan ingentes recursos públicos en la celebración de eventos culturales. Dicho mito objetivo de la cultura también está presente en la educación en España desde los comienzos de la idea de la instrucción pública en la conocida como Ley Moyano (1857). Desde entonces las reformas educativas se suceden incesantemente y se convierten e instrumento para llevar a cabo proyectos de reforma social de más amplio calado. 

A pesar de los esfuerzos plasmados en numerosas leyes educativas, el sistema educativo español se caracteriza por la existencia de elevados niveles de abandono y fracaso escolar. En un intento por lograr reducir este problema se suscita el debate acerca de sí España debería tomar nota de otros modelos educativos que se muestran exitosos en informes internacionales como el famoso informe Pisa.


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